Resumen
Se aborda la dominicanidad de Pedro Henríquez Ureña considerada como trascendente, su ideal de patria chica refiriéndose en innumerables ocasiones de “mi patria” no la limita a una realidad geográfica en su noción de magna patria para él es más realidad espiritual que utopía porque integraba un concepto superior de americanismo que abogaba por una unidad cultural basada en la unidad lingüística. Se puede observar su dominicanidad en numerosas cartas escritas a familiares y amigos que se citan como ejemplos. Se aprecia en numerosos artículos la defensa y exaltación de los derechos y valores de la patria con un gran mérito en defensa de la soberanía nacional. Se demuestra que edro Henríquez Ureña no abandonó su patria porque siempre la llevó consigo; andando el tiempo debía convertírsele en soledad y sufrimiento, y más que eso en germen de esa patria magna o infinita que deseó para todos.