Discurso al ponerse a circular el Tomo I de la Historia de la cultura dominicana.

Abstract

Se reproducen las palabras del Dr. Mariano Lebrón Saviñón al ponerse a circular el tomo I de la “Historia de la cultura dominicana” de una obra en cinco tomos que incluye índice onomástico alfabético con un apéndice de un opúsculo, el acto se realiza en la semana de aniversario de la UNPHU se hace referencia a la puesta en circulación de otras obras en este marco. Se deja constancia de agradecimiento al Dr. Juan Tomás Mejía Feliu ex rector de la universidad por la benevolencia con que acogió el libro y por las palabras hermosas que ha expresado hoy y al poeta José Ángel Buesa porque sin su empeño no se estuviera hoy poniendo este tomo en circulación. Se relata la amistad del autor y Juan Tomás nacida entre los pupitres de la escuela, en una lejana puericia amable cuando ambos rendían tributo de respeto y admiración a una gran mujer: su tía y mi profesora Abigail Mejía que era en aquel tiempo, la primera escritora de República Dominicana. Se resalta la obra de Prospero Mella Chavier “Epistolario intimo” tomo I que aborda la labor de dos grandes del humanismo hispanoamericano Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes y la obra de Juan Jacobo de Lara sobre la vida y la obra de Pedro Henríquez Ureña. Se agradece al nuevo rector Dr. Jaime A. Viñas Román su esfuerzo para poner en circulación este primer tomo de la “Historia de la cultura dominicana”. Se exaltan aspectos de la cultura dominicana que floreció en una increíble Edad de Oro donde surgieron movimientos como “La Poesía Sorprendida” y la “Generación del 48”. Se relata aspectos de la vida del autor su consulta a la poesía elegante y señorial de su padre en su primera infancia, el romanticismo poético, abstracción magnífica en el hogar de Américo Lugo, donde conoció a Flérida de Nolasco, la experiencia efímera pero fecunda de Los Triálogos con Domingo Moreno Jimenes y Alberto Baeza Flores, “en las noches embriagadoras al borde los abismos infinitos” y La Poesía Sorprendida, “búsqueda del hombre universal y deseo imposible de perfección en la poesía con Dios “. Se termina expresando “si hay algo que me angustia es esta sed de sequedad de alma para la que no hay agua: ¡mi sed de eternidad!