Sobre Pedro Henríquez Ureña
Resumen
Se relata por parte de Juan Jacobo de Lara como surge su interés por estudiar e investigar la vida y la obra de Pedro Henríquez Ureña comenta que cuando realizaba sus estudios para el doctorado en la Universidad de Columbia, en Nueva York, el catedrático de Literatura de Hispanoamérica dedicó tres cátedras consecutivas a la figura literaria de Don Pedro Henríquez Ureña quedando altamente impresionado, expresando “pero si está hablando de un compatriota mío”, buscó sus libros y todo lo referente a él en las bibliotecas de la universidad y escribió a su familia en Santo Domingo al respecto, su hermana Dulce María se puso en contacto con Don Emilio Rodríguez Demorizi quien facilitó toda clase de papeles, cartas, manuscritos e información por ser este depositario de los archivos y papeles de don Pedro, así logro contar con lo necesario para escribir sobre el tema de Pedro Henríquez Ureña. Se relacionan aspectos de la bibliografía, las cualidades personales, las características de la obra y la dedicación al magisterio de Pedro Henríquez Ureña. Se aborda su inteligencia que por superior y genuina se escondía detrás de su habitual modestia. Se relata su regreso a República Dominica en 1931 a ocupar el cargo Superintendente General de Enseñanza y como decide abandonar el país en 1933 viaja a París y regresa a Argentina retoma el magisterio, escribe su última obra “Historia de la Cultura en la América Hispánica”. Se comenta que muere repentinamente 12 de mayo de 1946 su muerte fue una irreparable pérdida para el mundo hispánico de las letras. Se reconoce su gran patriotismo que rebaso las fronteras de su patria, se identificó con su magna patria americana tema que sobresale en sus obras. Se concluye el artículo citando el párrafo final del libro “Pedro Henríquez Ureña, su vida y su obra” “Tal vez una de las más convincentes indicaciones en Pedro Henríquez Ureña es al extremo que han persistido y florecido las principios y objetivos que el valorizó y acentuó. Su excelencia fue de un tipo quieto y penetrante; ni sorprendía ni deslumbraba, pero gradualmente, con el tiempo, transformó y sigue transformando el modo de pensar de Hispanoamérica. Tan frecuentemente, en una carrera pública se avanza dentro de un área determinada sin tocar o entrar en otras disciplinas, pero con Pedro Henríquez Ureña su desarrollo fue constante y en todas direcciones; y le llevó a una visión integrada, orgánica de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser. Él nos confrontó con nosotros mismos; nada es más valioso”.
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